El siguiente extracto es de una carta1 de Vincent Van Gogh2 a Emile Bernard, el 26 de junio de 1888. Es interesante como Van Gogh que en algún momento fuera pastor protestante, se expresa en esta carta acerca de Jesús.
El escribe:
Solo entre todos los filósofos y sabios, Jesús afirmó como base de su enseñanza una vida eterna, la infinidad del tiempo y la imperiosa necesidad de la verdad y de la dedicación completa. Él vivió decididamente como artista. Más grande que todos los artistas, él despreció el mármol, la arcilla y la paleta, ya que obraba en la carne viva. Es decir, este artista increíble, que no puede ser comprendido por el grosero instrumento que es nuestra mente moderna, nerviosa, desordenada, no hizo estatuas o cuadros o aun libros – lo dice él mismo – sino que creó hombres reales, vivos, inmortales.
Este gran artista (Jesús), pues, no escribió tampoco un solo libro. Sin duda le repugnaría la literatura cristiana en general. Porque ¡cuán raros en la literatura cristiana son los productos que puedan compararse favorablemente con el Evangelio de Lucas o las Cartas de Pablo, obras tan sencillas en su forma austera y marcial! Sin embargo, aunque el gran artista Jesús rechazaba poner sus ideas y sus sentimientos en libros, ciertamente no despreciaba la palabra hablada, especialmente la parábola. (¡Qué fuerza hay en los cuentos del sembrador, de la cosecha, de la higuera!) Y cuál de nosotros osaría decir que él mentía cuando profetizó con desdén la destrucción de lo que Roma había construido, aseverando a la vez: aunque pasarán el cielo y la tierra, mis palabras no pasarán.
Estas palabras – que por ser él tan grande no consideró siquiera necesario poner por escrito – marcan la cumbre más alta jamás alcanzada por el arte, y esta elevación pura les da poder creador, supremo poder creador.
Tales consideraciones nos llevan muy lejos, de hecho, nos llevan más allá del arte. Nos permiten vislumbrar el arte de moldear la vida y ser inmortales mientras todavía vivimos.
Fuente en inglés: Van Gogh Museum
Originalmente publicado en El Arado Número 6, diciembre de 1957
- Cartas de Van Gogh ↩︎
- Vincent van Gogh (1853-1890) fue un pintor postimpresionista holandés que se encuentra entre las figuras más famosas e influyentes en la historia del arte occidental. Durante poco más de una década, creó alrededor de 2100 obras de arte, incluyendo alrededor de 860 pinturas al óleo, la mayoría de las cuales datan de los últimos dos años de su vida. Desde joven tuvo inclinación hacia el dibujo. Su primer trabajo fue en una galería de arte. Más tarde se convirtió en pastor protestante y en 1879, a la edad de veintiséis años, se marchó como misionero a una región minera de Bélgica, donde comenzó a dibujar a la gente de la comunidad local. A finales de marzo de 1876 regresó a Inglaterra, donde permaneció dos años. Por aquel tiempo, Van Gogh aumentó su fanatismo religioso. Le entusiasmaba la lectura de la Biblia, y La imitación de Cristo de Tomás de Kempis. Después de estar un tiempo como maestro auxiliar en Ramsgate, empezó a trabajar en Isleworth como ayudante del predicador metodista Jones, donde llegó a subir al púlpito de la iglesia y leer un sermón que se había preparado escrupulosamente. Sobre este primer sermón existe una copia que envió a su hermano Theo con frases como: Cuando me encontraba en el púlpito, me sentía como quien desde una oscura cueva subterránea vuelve a salir a la plena luz, y es maravilloso pensar que, desde ahora, predicaré el Evangelio por todo el mundo. ↩︎